Emprender y hacer crecer una empresa en Chile requiere, entre otras cosas, asegurar un financiamiento adecuado. Ya sea que tengas una pequeña pyme familiar o una startup de base tecnológica, conocer las distintas alternativas de financiamiento disponibles te ayudará a tomar la mejor decisión para tu negocio.

A continuación, te presentamos cinco opciones de financiamiento enfocadas exclusivamente en el contexto chileno, pensadas para pymes y emprendedores, explicadas de manera sencilla con ejemplos prácticos.

1. Financiamiento bancario tradicional

Los bancos siguen siendo una fuente clásica de crédito para empresas. En Chile, los principales bancos (Banco de Chile, BCI, Santander, BancoEstado, entre otros) ofrecen productos financieros como líneas de crédito (cupos rotativos de dinero para uso flexible), préstamos comerciales a plazo fijo para inversiones o capital de trabajo, leasing para adquirir maquinarias o vehículos, e incluso tarjetas de crédito empresariales.

Obtener financiamiento bancario suele requerir demostrar un historial financiero sólido, estados contables al día e incluso garantías (como avales o propiedades en prenda, a veces apoyadas por programas estatales como FOGAPE).

Sin embargo, no todas las pymes logran acceder al crédito bancario; principalmente por los requisitos exigentes y evaluaciones de riesgo estrictas, lo que limita a muchas empresas nuevas o pequeñas.

2. Programas estatales (CORFO y SERCOTEC)

El Estado chileno, a través de distintos organismos, ofrece programas de financiamiento y apoyo especialmente diseñados para micro, pequeñas y medianas empresas. Dos entidades clave en este ámbito son CORFO y SERCOTEC, cada una con enfoques complementarios:

CORFO (Corporación de Fomento de la Producción)

Es la agencia gubernamental orientada a promover el emprendimiento, la innovación y el crecimiento de las empresas. CORFO no entrega préstamos directos a emprendedores, pero trabaja en conjunto con bancos e instituciones financieras para facilitar créditos en condiciones favorables a las pymes.

Un ejemplo es el Crédito CORFO Mipyme, dirigido a micro, pequeñas y medianas empresas, que ofrece financiamiento con tasas de interés más bajas y plazos más largos de pago gracias a garantías estatales y subsidio de tasa.

Por lo general, para acceder a estos créditos debes acercarte a instituciones financieras intermediarias (bancos, cooperativas u otras entidades con convenio con CORFO) y cumplir sus requisitos.

Además de créditos, CORFO ofrece fondos concursables (subsidios no reembolsables) enfocados en áreas como innovación, tecnología o emprendimientos de alto potencial.

Por ejemplo, programas como Semilla Inicia o Startup Chile han cofinanciado a emprendedores innovadores en etapas tempranas.

SERCOTEC (Servicio de Cooperación Técnica)

Esta institución se enfoca en fortalecer a las micro y pequeñas empresas, brindando tanto financiamiento como asesoría técnica y capacitación.

SERCOTEC administra fondos concursables (subsidios que no se deben devolver) para apoyar distintas etapas del negocio.

Por ejemplo, el programa Capital Semilla Emprende entrega un monto para iniciar nuevos negocios, mientras que el programa Crece cofinancia proyectos para expandir o consolidar pymes existentes.

Estos fondos suelen incluir capacitación y asistencia técnica como parte del apoyo. En general, SERCOTEC otorga recursos y asesorías para potenciar el crecimiento de las micro y pequeñas empresas y ayudarlas a acceder a nuevas oportunidades de negocios.

Un caso concreto: Capital Semilla puede otorgar alrededor de $3,5 millones de pesos en subsidio para implementar un plan de negocio (por ejemplo, comprar equipamiento inicial, marketing, formalizaciones, etc.), requeriendo normalmente que el emprendedor aporte un porcentaje menor del dinero y cumpla con las bases del concurso.

Para optar a los programas de SERCOTEC, debes estar atento a las convocatorias que abren cada año en diferentes fechas y rubros, inscribirte y presentar tu proyecto; la selección se hace por mérito del plan presentado.

Ambas instituciones, CORFO y SERCOTEC, son valiosas para emprendedores chilenos. Mientras CORFO tiende a apoyar proyectos de mayor tamaño o con potencial innovador (a menudo vía intermediarios financieros o cofinanciando inversiones), SERCOTEC se orienta más a las microempresas y emprendimientos locales, entregando capital semilla, fondos de inversión menor y mucha capacitación.

En cualquier caso, son opciones estatales que pueden ser convenientes si tu empresa cumple con los criterios, pues pueden significar financiamiento más barato (o gratis, en el caso de subsidios) y acompañamiento experto para tu negocio.

3. Plataformas fintech y préstamos alternativos

En los últimos años han surgido en Chile las fintech (empresas de tecnología financiera) ofreciendo a las pymes nuevas formas de financiamiento más ágiles y 100% en línea.

Estas plataformas digitales se han convertido en una alternativa interesante, especialmente para negocios que requieren rapidez o que no califican fácilmente a un crédito bancario tradicional.

Las fintech suelen simplificar trámites y agilizar la evaluación crediticia mediante sistemas automatizados.

¿El resultado? Proceso de solicitud sencillo (por internet, sin tanta documentación física) y aprobación mucho más rápida, a veces en cuestión de horas o incluso minutos, comparado con la banca tradicional.

Un ejemplo destacado es Maxxa, una fintech chilena enfocada en otorgar líneas de crédito y financiamiento a pymes de forma digital.

Maxxa utiliza un motor de evaluación de riesgo potenciado con inteligencia artificial para analizar la información de la empresa y puede aprobar créditos de hasta $90 millones de pesos con un proceso muy rápido.

Este tipo de innovación permite incluir a muchas pymes que antes quedaban fuera del sistema financiero, eliminando burocracia y el miedo al “no aprobado”.

¿Cuáles son las ventajas de las fintech?

Principalmente la rapidez y flexibilidad. Los costos pueden ser competitivos, aunque varían según el riesgo de tu negocio (las fintech calculan tasas personalizadas según el perfil de cada pyme).

Además, muchas fintech ofrecen herramientas adicionales, como gestión de cobranza, integración con softwares de facturación, etc., agregando valor más allá del dinero.

En el caso de Maxxa puedes recibir en minutos en tu correo el reporte de la salud financiera de tu empresa con el Termómetro financiero, o alertas tributarias que te pueden ahorrar multas y pagos extras.

Eso sí, como con cualquier crédito, es importante evaluar la tasa de interés y condiciones que ofrecen. 

En síntesis, las plataformas fintech como Maxxa han modernizado el acceso al financiamiento para las pymes chilenas, proporcionando opciones rápidas cuando el banco tradicional tarda demasiado o simplemente dice que no.

4. Factoring o financiamiento con cuentas por cobrar

El factoring es una herramienta de financiamiento muy popular entre las pymes chilenas para mejorar su flujo de caja.

Consiste, básicamente, en vender tus facturas por cobrar a una empresa financiera (banco, cooperativa o empresa de factoring) a cambio de liquidez inmediata.

De este modo, si tu empresa tiene clientes que pagan a 30, 60 o más días, no necesitas esperar ese tiempo para ver el dinero: el factoring te adelanta la mayor parte del valor de la factura de inmediato, cobrando una comisión o descuento por el servicio.

En términos simples, convierte tus ventas a crédito en efectivo en mano ahora mismo, lo que te permite pagar tus propias obligaciones sin atraso o aprovechar oportunidades sin estar limitado por los plazos de pago de tus clientes.

El atractivo del factoring es que no es un préstamo tradicional, sino una cesión de crédito: no aumenta el endeudamiento de tu empresa en los balances, ya que técnicamente estás anticipando tus propias ventas.

Esta opción resulta conveniente para pymes que requieren liquidez inmediata y que, aunque tienen clientes confiables que pagan a crédito, esos pagos diferidos les generan un “desfase" de caja.

Por ejemplo, imagina que tienes una empresa de servicios que emitió una factura de $10 millones a una gran compañía, con pago a 60 días.

Si necesitas fondos antes, podrías acudir a un factoring que te adelante, digamos, $9,5 millones de inmediato y se encargue de cobrar los $10 millones a los 60 días (la diferencia de $0,5 millones sería el costo por el servicio y el interés).

Tu empresa obtiene liquidez sin endeudarse formalmente, y el factoring gana con ese margen.

En Chile, el factoring se ha desarrollado mucho en las últimas décadas. Tanto bancos tradicionales como empresas especializadas ofrecen factoring, incluso de manera 100% online.

Al elegir factoring, debes fijarte en el costo por anticipo (la comisión o tasa de descuento) y verificar si el servicio es con recurso o sin recurso – es decir, si la empresa de factoring asume el riesgo de no pago del cliente o si te lo revertirá a ti en caso de morosidad del deudor.

En cualquier caso, el factoring es una opción eficaz para obtener liquidez inmediata usando tus cuentas por cobrar como garantía, evitando problemas de caja sin tener que tomar un crédito bancario tradicional.

5. Fondos de inversión y capital de riesgo

La quinta opción de financiamiento es muy distinta a las anteriores: en lugar de obtener un crédito o adelantar facturas, se trata de vender una participación de tu empresa a inversionistas a cambio de capital.

Este tipo de financiamiento incluye los fondos de inversión de capital de riesgo (venture capital) y también a los inversionistas ángeles.

Es particularmente relevante para emprendimientos innovadores o de alto potencial de crecimiento, como startups tecnológicas, donde los inversionistas están dispuestos a asumir más riesgo a cambio de la posibilidad de grandes retornos futuros.

El capital de riesgo funciona así: inversores profesionales (generalmente agrupados en fondos) buscan empresas jóvenes con modelos de negocio novedosos y escalables, que puedan crecer rápidamente, a pesar de no tener todavía un historial financiero sólido.

Al invertir, estos fondos se convierten en socios propietarios de la empresa (accionistas), tomando un porcentaje de la propiedad.

No se exige una devolución como en un préstamo, sino que los inversores aspiran a que la empresa crezca y multiplique su valor, para luego vender su participación con ganancias (por ejemplo, si la startup llega a expandirse internacionalmente, o es adquirida por una empresa mayor).

Es gracias a este mecanismo que muchas startups famosas lograron despegar: el inversionista aporta dinero y conocimiento, la empresa crece más rápido, y ambos buscan ganar con el éxito a largo plazo.

En Chile existe ya un ecosistema de capital de riesgo en desarrollo, con varios fondos privados nacionales e incluso apoyo público para fomentar estas inversiones.

Por el lado público, destaca el rol de CORFO, que ha canalizado recursos para que se creen fondos de inversión orientados a pymes de alto potencial.

Por el lado privado, hay fondos chilenos reconocidos que invierten en startups locales, así como redes de inversionistas ángeles que financian etapas más tempranas.

Es importante destacar que el capital de riesgo no es apropiado para cualquier tipo de pyme. Si tienes, por ejemplo, un negocio local tradicional (una tienda, un restaurante familiar), probablemente un fondo de inversión no estará interesado ya que no busca solo rentabilidad normal sino grandes crecimientos.

Además, aceptar inversionistas significa ceder parte de la propiedad y posiblemente el control de ciertas decisiones, algo que el emprendedor debe estar dispuesto a hacer.

Pero para las startups con ambición de escalar, acudir a fondos de inversión o ángeles puede aportar no solo dinero, sino también mentoría, redes de contacto y prestigio.

En definitiva, cada opción de financiamiento tiene sus pros y contras, y la mejor elección dependerá de la naturaleza y estrategia de tu empresa.

Te recomendamos evaluar objetivamente la situación de tu pyme: su tamaño, antigüedad, sector, urgencia de fondos, capacidad de pago y nivel de riesgo que estás dispuesto a asumir.